Corren malos tiempos para la “Ley Trans” y es posible que en España quede en saco roto a pesar de haber sido aprobada en Consejo de Ministros y estar lista para pasar el trámite parlamentario. El deporte parece haber iniciado una senda revisionista respecto a las atletas transexuales y la creación de una nueva categoría así como las limitaciones a la edad de transición ya están encima de la mesa de los organismo internacionales que rigen el deporte.
Mientras en España, el capítulo V de la norma establece que “quedan prohibidos los controles de identidad sexual y/o de género en el ámbito deportivo” a nivel internacional, el deporte ha iniciado el camino inverso. El escándalo de la nadadora transexual Lía Thomas ha generado un debate de tal magnitud que diversas federaciones ya han anunciado su veto a atletas trans y en Estados Unidos incluso se preparan normas de dudosa legalidad.
Este es el caso de Ohio (Estados Unidos) donde el Partido Republicano plantea una ley que exige un examen a cualquier niña deportista que sea poco femenina. El examen incluye exploraciones intrusivas como la comprobación táctil de la existencia del útero o la medición del clítoris.
El caso de la nadadora universitaria Lía Thomas ha provocado reacciones furibundas en la sociedad estadounidense. La más radical de ellas, la del estado de Ohio, donde se propone una ley que permitiría realizar inspecciones genitales a deportistas escolares desde los 10 años, promoviendo así una caza de brujas en la que participarían docentes, familias, entrenadores y compañeros de competición. Sus promotores aseguran estar protegiendo a las niñas al plantear una ley que exige el examen intrusivo a cualquier deportista sospechosa de poco femenina (las altas, las musculadas, las que lleven el pelo corto, las que alcanzan antes la pubertad, las de piel oscura, las que sean excelentes en su deporte, etcétera). Hablamos de procedimientos ejecutados por personal médico hacia menores de edad tales como la exploración de labios exteriores e interiores, comprobación táctil de la existencia del útero, medición del clítoris, cálculo de testosterona en sangre…
Cualquiera podrá cuestionar el género de una atleta femenina según la legislación que podría entrar en vigor el próximo mes de noviembre, y esas niñas y mujeres jóvenes luego tendrían que “verificar” su género a través de una inspección genital. Su detractores afirman que además de suponer una violación de la intimidad, la norma es tan vaga que podría permitir que los entrenadores, padres y jugadores rivales la usaran como una oportunidad para sacar a un jugador talentoso del campo o la cancha. La norma ha provocado la crítica de numerosas atletas transexuales que consideran que esta ley las expulsa de la competición: “Si tengo que bajarme las bragas, este no es mi deporte”, afirman.
Los institutos y universidades de Ohio que ignoren la regulación, se enfrentarían a demandas penales. Phillip Robinson, representante de la cámara de este estado, aseguraba en el pleno celebrado el pasado 6 de junio que, en los últimos seis años, solo once atletas transgénero se habían unido a los equipos estudiantiles de Ohio y ni una sola familia había proferido queja alguna. Sin embargo, el veto a las atletas trans ya parece imparable no solo en Estados unidos sino en el resto del mundo.
Marcha atrás del deporte
A partir de enero del 2023 ,el triatlón se convertirá en el primer deporte británico en prohibir a las mujeres transgénero competir en eventos femeninos tanto de élite como amateur. Así lo determinó el director ejecutivo de British Triathlon, Andy Salmon, quien aseguró que, “las ventajas fisiológicas se conservan mediante la supresión de testosterona”.
Al mismo tiempo, se determinó que la categoría masculina será reemplazada por una categoría “abierta”, destinada no solo a los hombres, sino también a todos los atletas transgénero. Ésta medida llegó para reemplazar a la establecida en 2018, la cual permitía a las mujeres trans competir contra otras no antes de haber suprimido la testosterona de su cuerpo.
Pero este es solo una caso más en la senda revisionista iniciada por el deporte internacional. la Federación Internacional de Natación ya se ha pronunciado con su veto a las atletas trans. El Rugby reafirma la postura que ya anunció en 2020 y no permitirá a las atletas transexuales participar en la Liga Internacional ni tampoco la Copa Mundial de la Liga Femenina de Rugby. El fútbol y el atletismo quieren seguir su senda y ya trabajan en un cambio de normas. El “caso Lia Thomas” ha generado un enorme debate que sigue abierto y el veto se antoja ya imparable.