Entrenó desde joven, consiguió lo que quería y se retiró del atletismo para dedicarle tiempo a su mayor prioridad: la familia. Así fue la trayectoria deportiva de Estela Estévez (Vigo, 1965), varias veces campeona de España en las categorías de 3.000 y 5.000 metros. «Siempre he tenido prioridades en mi vida y las mantengo. La familia es lo primero y mi intención era volver a ser madre, así que me lo planteé y dije ‘‘hasta aquí»», recuerda la exatleta sobre el fin de una carrera que la llevaría a participar en los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992.
«Al ser en casa fue superbonito porque la gente nos conocía y los gallegos éramos un buen grupo. Aquello fue un poco el conseguir lo que pretendía como atleta, que era participar en unos Juegos. Al vivir esa experiencia era como que ya me tocaba otra cosa», explica Estévez sobre lo que supuso su participación olímpica antes de abandonar las pistas. Cuando le puso fin a esa etapa estuvo unos años sin correr y lo único que añoraba de aquella vida era el contacto con otros deportistas.
«Echaba de menos estar con la gente, pero no competir o entrenar. En la vida hay un momento para todo y después de dejarlo no estaba en eso. Luego hice las paces con el deporte y cuando lo necesité volví a correr, pero ya en plan diversión», cuenta Estévez, que ahora disfruta con el trote de vez en cuando. «Lo hago por ir con los compañeros, tomar una cervecilla y compartir experiencias. Desde cría me gustó lo de socializar y estar con gente que tiene tu misma afición. La parte que recuerdo con más cariño de mi carrera es el principio, cuando viajas y te diviertes. Eso es lo mejor».
Ahora, Estela Estévez trata de compartir su experiencia con las nuevas generaciones. La exatleta entrena a jóvenes de hasta 14 años en la escuela del Comesaña en Vigo y las ideas que les quiere transmitir son claras: «El éxito es un reconocimiento a tu trabajo y para eso tienes que tener un equilibrio emocional y un buen entorno. Yo tuve la suerte de contar con mi entrenadora Oliva Román, que es como de mi familia. Ella me enseñó a disfrutar también en los malos momentos y eso, que me sigue marcando, se lo intento transmitir a los críos».
Echando la vista atrás y en comparación con el deporte actual, Estela afirma que «ahora tenemos otra manera de funcionar». La olímpica pone el foco sobre los problemas de frustración de los jóvenes. «En cuanto se frustran, cambian de actividad y abandonan. Creo que hoy nos falta más implicación en el deporte y que deberíamos inculcar el compromiso de empezar y terminar las cosas. El atletismo es duro y ahora preferimos que los niños hagan deporte bajo techo. Antes hacía un día de perros y ni te planteabas quedarte en casa: salías y entrenabas, pero ahora sobreprotegemos».